La Mediación Familiar
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Mediación Penal

Mediación Penal
 
                           La victima ha sido durante largos años el personaje olvidado en los sistemas jurídico-penales. Justicia Penal y Criminología han centrado su atención en la persona que delinque y en las respuestas sancionadoras de la conducta delictiva. Esta concepción ha contribuido a alejar al Estado y al delincuente de las consecuencias que la acción delictiva ha tenido para la víctima.
                              Durante las últimas décadas han surgido nuevas tendencias que apuntan, por un lado, a la diversificación de las reacciones de la justicia ante el delito, y por otro a la resolución extrajudicial de conflictos donde la víctima sea considerada, reforzando sus derechos, la atención y su participación activa. La confluencia de estas dos tendencias favorece el crecimiento de la mediación.
La víctima pasa a ocupar un lugar destacado y la idea de responsabilizar y educar al infractor ya no se dirige a la comunidad, sino que se relaciona con la persona concreta que ha sufrido el delito.
                                  
                                 La mediación implica un proceso responsabilizador, ya que son los mismos afectados los que quieren valorar el daño hecho y deciden la reparación más satisfactoria, de acuerdo con sus necesidades y dentro de los límites del marco legal. Se crea un espacio de diálogo en el que las partes pueden tratar el hecho delictivo y sus consecuencias que posibilita que la víctima o persona perjudicada por el delito sea escuchada y exprese sus necesidades para compensarla.
                                   Para que la mediación pueda llevarse a cabo se debe contar con el consentimiento de las dos partes: infractor y víctima.
                                    La persona encargada de la mediación se entrevistará separadamente con quien haya acudido al Servicio (ya sea la víctima o el infractor) para examinar su posición en el conflicto, la índole de este y recabar su consentimiento para la celebración de la mediación.
                                     En este momento, el mediador se pondrá en contacto con el Abogado personado en la causa para comunicarle que su representado ha acudido a este Servicio y le asesore sobre las consecuencias legales que la mediación conlleva, con el objetivo de trabajar conjuntamente y de forma coordinada.
                                       Tras el encuentro (que no tiene por qué suponer necesariamente una única sesión) se pondrá en conocimiento del Ministerio Fiscal.


 
 
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